Descubre el Origen y el Sentido de la Fiesta del Inmaculado Corazón de María

La fiesta del “Inmaculado Corazón de María” se celebra el sábado de la tercera semana después de Pentecostés, el día después de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. A continuación, Dias Festivos México les cuenta el origen de esta festividad cristiana y el sentido de su conmemoración.

Origen de la fiesta del Inmaculado Corazón de María

La devoción al Corazón de María es antigua. En el siglo XVII, San Juan Eudes la propagó asociándola con la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. En el siglo XIX, existía en algunos lugares una fiesta del “Corazón Purísimo de María” el sábado siguiente a la fiesta del Sagrado Corazón.

Durante el siglo XIX, primero Su Santidad Pío VII, y luego Pío IX, concedió a varias iglesias una fiesta del Corazón Purísimo de María fijada para el domingo en la octava de la Asunción, y luego para el sábado siguiente a la fiesta del Sagrado Corazón. El 13 de julio de 1917, Nuestra Señora apareció en Portugal para declarar a los pequeños videntes de Fátima que Dios quería establecer la devoción a Su Inmaculado Corazón para la salvación del mundo. Pidió a los cristianos que practicaran el primer sábado del mes mediante la comunión reparadora y el rezo del rosario acompañado de la meditación de los misterios del rosario.

“Has visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacemos lo que estoy a punto de decirte, muchas almas obtendrán la salvación y la paz. La guerra terminará, pero si no dejamos de ofender a Dios”.

El 31 de octubre de 1942, día de la solemne clausura del Jubileo de las Apariciones de Fátima, el Papa Pío XII, hablando por radio, consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María en respuesta a la llamada de nuestra Madre celestial. Renovó este importante gesto el 8 de diciembre de 1942. En 1944, en medio de la Guerra Mundial, el mismo Papa consagró a toda la raza humana al Inmaculado Corazón de María para ponerla bajo Su todopoderosa protección. Con ocasión de esa misma ceremonia decretó que toda la Iglesia celebrara cada año una fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María para obtener, por intercesión de la Santísima Virgen, “la paz de las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes”. Fijó la fecha de esta fiesta para el 22 de agosto, la octava de la fiesta de la Asunción.

Significación de la fiesta del Inmaculado Corazón de María

El Sagrado Corazón o Corazón Inmaculado de María es una devoción católica al Corazón de la Virgen María, como símbolo de la absolutización de su fe, de su confianza y de la aceptación de Cristo en lo más íntimo de su persona. También representa su total pureza, que estaría libre del pecado original (dogma de la Inmaculada Concepción).

La bondad y la misericordia presiden entre las virtudes con las que Dios ha adornado el Inmaculado Corazón de su Madre. Por lo tanto, todo pecador encuentra en ella un refugio seguro. Este corazón que nos amaba tanto no se ha marchitado en la tumba como el de otros mortales. Sus movimientos fueron suspendidos por un solo momento bajo el aliento de la muerte. Hoy en día vive emocionado con un amor infinito, inundado de delicias celestiales en el seno de la gloria inmortal donde sigue amándonos con predilección.

Como la Santa Iglesia nos recomienda hoy, a través de la hermosa fiesta del Inmaculado Corazón de María, dediquemos un culto especial de veneración y amor a este magnánimo Corazón, el más noble y generoso que salió de las manos del Creador. Roguémosle, pues, que nos enseñe a amar a Jesús, a sufrir por Él, a soportar con amor y resignación las penas de la vida, los sufrimientos y las cruces que le plazca a Dios enviarnos. Recurramos, pues, incesantemente a este incomparable Corazón y experimentaremos indefectiblemente su bendición, su indulgencia y su ternura.

Oración de consagración al Inmaculado Corazón de María

Oh, Corazón Inmaculado de María, desbordante de bondad, muestra tu amor por nosotros. Que la llama de tu corazón, oh María, descienda sobre todos los pueblos. Te amamos inmensamente.

Imprime en nuestros corazones un verdadero amor. Que nuestro corazón suspire por ti. Oh María, dulce y humilde de corazón, acuérdate de nosotros cuando caemos en el pecado. Tú sabes que nosotros, los hombres, somos pecadores.

Con tu santísimo y maternal corazón, sánanos de toda enfermedad espiritual. Haznos capaces de contemplar la bondad de tu maternal corazón, para que así nos convirtamos a la llama de tu corazón.

Amén.